El éxito blando

Tan peligroso como el pensamiento negativo, el convencimiento de nuestro potencial de fracaso o el desconocimiento de nuestras habilidades y objetivos, es la consecución de un éxito blando.

Los líderes naturales, aquellos que desprenden carisma y cuyo éxito es casi natural a su común acción diaria, creen no necesitar ningún tipo de entrenamiento en habilidades o un análisis madurado de sus objetivos y desarrollo. El descontrol de sus habilidades profesionales o sociales, así como su recorrido sustentado en la inercia y monotonía de la meta lograda, nunca pretendida, los llevan a ser absorbidos peligrosamente por lo que denominamos un éxito blando.

Logros continuados que colocan al individuo, aparentemente seguro y convencido de su trayectoria, sea esta personal o profesional, en un estado de burbuja expeculativa. Todos apuestan y confían en nuestro líder, aquello cuanto toca se convierte en oro, su ascenso y logro son meteóricos, su agenda se multiplica, su vida social camina exponencialmente, y nada es capaz de pararlo, ni tan siquiera él mismo.

Ese tipo de personas puede verse inmerso en una vorágine, en una especie de corriente que, llegado en algún momento a una costa en calma, o lo que resultaría peor, a un naufragio, se precipitaría al desconcierto. Lloverían las pregunta ¿qué hago ahora? ¿por qué me ha sucedido esto?

Sea cual fuere el batallón de respuestas enconadas, lo que nunca se plantearía nuestro exitoso ejemplo es ¿quería llegar hasta esta cumbre? ¿por qué?. Puede sorprendernos que aquellos a quienes admiramos desconozcan la razón de su éxito, o alcancen

logros que no pretendieron o que no formaban parte de sus aspiraciones.

Desde Arch. Coaching no creemos en el éxito blando. Entendemos que todos, aquellos que necesitan de entrenamiento para potenciar sus habilidades y alcanzar sus objetivos, como quienes cuentan con esas innatas fórmulas y le sobrevienen los logros, necesitan conocerse y reconocerse, así como tener bien definido su desarrollo personal y profesional.