La excesiva esquematización de los procesos que conforman una comunicación inteligente, y lo que parecen ser unas fórmulas casi matemáticas para la adecuada relación entre colaboradores o personas cercanas, nos alejan demasiado de lo que el sentido común y la inteligencia emocional nos hacen entender como una«comunicación creativa».

Podemos entender por comunicación creativa aquella forma de mantener una relación con el otro basada en el lenguaje, de forma qué, activando nuestra creatividad – que es inherente al ser humano – salvemos los escoyos y bucles de las relaciones humanas.

Entre dos o mas personas la comunicación no siempre debe basarse en los mismos principios y procesos. Hay que atender a la observación para atender a las reacciones de la otra persona y contestar a sus expectativas, sortear sus bloqueos y potenciar sus capacidades comunicativas. No debemos ir con esquemas predeterminados ni guiones preestablecidos. Deberíamos confiar en nuestras capacidades innatas de comunicación y creatividad denostando la impostura y las propuestas tecnicistas.

Mostrar interés, formular preguntas adecuadas, ofrecer la oportunidad de expresar opiniones, atender a sus propuestas, mantener contacto visual, posturas adecuadas, duración correcta del diálogo, son características que, por supuesto, corresponden a una buena conversación y por tanto generan ese necesario Feedback en las relaciones, pero por otra parte, son también actuaciones innatas que todos podemos reconocer en las conversaciones que mantenemos en la tranquilidad, comodidad y seguridad de una relación de amistad o de pareja. En definitiva, si bien es necesario entender y activar las correctas formas de diálogo, solo serán adecuadas y productivas, cuando nos resulten naturales y cotidianas, cuando transfiramos el conocimiento a la costumbre; Cuando descartemos la comunicación como un montaje teatral y lo convirtamos en una acción cotidiana.

 

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