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Recientemente el diario El País publicó un artículo titulado “21 días para cambiar de vida: el método de los coach“, haciendo referencia a las bases científicas y contrastadas que explican por qué y cómo una imagen mental o un hábito pueden modificarse en 21 días.

El tiempo que emplea nuestro cerebro en configurar nuevas imágenes mentales o comportamientos tiene especial relevancia para el coach: lo que al principio supone un esfuerzo, y por tanto propiamente el trabajo del proceso de coaching, termina siendo una realidad asumida por el cliente y parte de su vida de una forma comprometida y exitosa.

Desde nuestro punto de vista el artículo deja de explicar otros aspectos de igual importancia sobre esta realidad científica, y que también influyen de manera determinante en el éxito de todo proceso de coaching.

Habitualmente un proceso de coaching tiene una duración de entre 12 y 14 sesiones, lo que en el tiempo se traduce en un proceso de unos tres meses aproximadamente. Esto no es nada casual, y mucho menos en el coaching europeo o perspectivista. Lo habitual en estos procesos es que se generen varios periodos de esta duración como vertebración de la acción. Principalmente porque, si bien se precisa ese tiempo de media para la creación de una imagen mental o una configuración neuronal (la conexión permanente entre neuronas para una acción o rutina), nuestras neuronas ya están configuradas para determinados procesos, por lo que cualquier modificación de estos implica un trabajo de “desaprendizaje” y posterior aprendizaje.

En un proceso de coaching hay al menos tres periodos que podemos esquematizar bajo la idea de los 21 días.

Primer periodo

En el inicio del proceso se trabajan principalmente dos aspectos: el autoconocimiento y la definición del objetivo. Es esencial un proceso de autoconocimiento y definición propia para poder conformar un objetivo real, deseado, comprometido y beneficioso para el cliente. Este periodo no precisa de un “desaprendizaje”, ya que se desarrolla en torno a un ejercicio natural en el ser humano: conocerse, comunicar y proyectar el yo y sus metas.

A continuación te planteamos una actividad que, además de ejemplificar el primer periodo, puedes realizar tú mismo en casa.

Busca un listado de fortalezas y debilidades y selecciona 10 de cada. Busca aquellas que más te definan, y deja sólo 5 de cada para conformar un concepto de ti mismo. Luego reflexiona si alguna de esas fortalezas se podría convertir o ser vista como una debilidad, y haz igual con las debilidades.

Este ejercicio sencillo, puede aportarnos claves para establecer el punto de partida que necesitamos en el desarrollo del proceso de coaching. Además, a ti te proporciona “un mapa” en el que colocar tus características naturales y empezar a gestionarlas con nuevas y mejores estrategias.

Segundo periodo

Esta parte del proceso podemos enmarcarla en los siguientes 42 días, en dos periodos de 21 días concretamente. Aquí ponemos en acción nuestro objetivo, transformando nuestras creencias y hábitos, potenciando nuestras habilidades y llegando, poco a poco, a través de acciones simples, la complejidad y plenitud de nuestro objetivo. Esto implica un “desaprendizaje” de lo anterior, por tanto implica un borrado o modificación de las rutinas que sustituyen a nuestro actual objetivo y una configuración de aquellas que han de sostener nuestra nueva realidad deseada y puesta en acción.

Un ejemplo ilustrativo de este periodo sería cualquier cambio vital que implicara la sustitución de un antiguo hábito tóxico o perjudicial, por uno beneficioso y positivo. Por ejemplo, si en el periodo anterior reconocieras algunas inseguridades que, gestionadas de manera inadecuada, te llevan a desconfiar de algunas personas y relacionarte con ellas de manera poco fluída, necesitaríamos programar, a través de reflexiones y la suma de acciones simples, el desarrollo de una conciencia más positiva, mayor confianza y herramientas que te permitan cambiar posibles mecanismos de defensa que actualmente no necesitas. Este periodo, por tanto, sí supone un “desaprendizaje” y el aprendizaje, motivado por pequeños logros que refuerzan la sensación de éxito, de nuevas habilidades y conductas antes “impensables” en tu vida diaria y que, sin embargo, te aportan cambios realmente beneficiosos.

Tercer periodo

Una vez hayamos consolidado los pilares de nuestro ser consciente, a través de ese autoconocimiento, eliminado de nuestra vida lo que sustituye, dificulta o limita la consecución del objetivo fijado, y establecido las acciones y rutinas para el logro de nuestra meta, sólo quedan dos pasos esenciales: llevar nuestro objetivo al máximo éxito posible, avanzando más allá de nuestra zona de confort y celebrando nuestro logro para que ese premio o éxito quede fijado como anclaje en nuestra mente.

En este periodo, y siguiendo el caso de los ejemplos anteriores, sería muy importante trazar dos caminos: por una parte debemos celebrar y reforzar el éxito y la sensación de felicidad y plenitud tras los pasos logrados en nuestros periodos anteriores, fijándolos en la mente para que se conviertan en parte de nuestro concepto de vida y de nosotros mismos. Por otra parte, es aconsejable llevar a mayores cotas de logro las acciones realizadas y aprendidas.

Ejemplo: imagina que después de reconocer esas inseguridades y en el periodo en el que practicamos y generamos el cambio, hayamos marcado el objetivo de “conocer a 5 nuevas personas siguiendo las pautas de relación saludables y beneficiosas”. Entonces, en este periodo, daríamos un nuevo paso y marcaríamos un objetivo de 10 personas. Es decir, juntos y en un proceso de seguimiento y refuerzos constantes, elevaríamos tus capacidades, habilidades y resultados más allá de los límites que pensabas.

En resumen: los 21 días “milagrosos” no tienen sentido de manera aislada, en base a los mecanismos naturales de nuestro cerebro y sin tomar en cuenta todos los recursos que, de manera programada y constante, posibilitan el cambio y el éxito personal de nuestros clientes. Un proceso de coaching, apoyado siempre en la realidad que conocemos sobre el desarrollo y el comportamiento humano, se impulsa por numerosos recursos que dependen de la singularidad de cada cliente y funcionan, junto al tiempo estipulado y controlado, dentro de una estrategia global enfocada en el logro de objetivos reales.

Si quieres conocer más acerca de los procesos de coaching o formularnos cualquier consulta personal que te interese, nos tienes a tu entera disposición, a través de info@archcoaching.net.

También puedes completar y enviar el cuestionario que te mostramos en este link, en el que te invitamos a tener con nosotros una primera sesión de coaching completamente gratuita:

http://archcoaching.net/atrevete-a-sentir-el-poder-del-cambio/

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