La observación puede marcar la diferencia entre un líder impostado o un líder creativo. El liderazgo se encuentra a debate especialmente desde que las nuevas técnicas de coaching y la popularidad de las publicaciones referidas a la inteligencia emocional han copado las estanterías con libros ejemplarizantes y claves para la transformación de los coordinadores de equipos.
Pero sin duda lo mejor que puede resumir las características necesarias para un buen líder es su capacidad para observar, para centrar sus cinco sentidos en sus colaboradores, en su entorno. Un líder creativo es aquel capaz de desarrollar el tipo de relación, comunicación y estructura social en el grupo de una forma no prescrita ni fija. Escuchar, dialogar y observar los lazos y competencias de cada uno, y saber producir los cambios necesarios, o incluso potenciar los que considera efectivos, es el camino y proyecto a recorrer por un buen líder.
La observación es entrenable. Muchas veces nos sorprendemos cuando en un grupo, el que parece ser el último eslabón o un cabo suelto conoce y reconoce perfectamente las fortalezas y debilidades de un grupo, y parecía no corresponderle. Trabajando los sistemas de escucha inteligente, de lectura rápida y comprensiva, la atención en lugares públicos, la concentración auditiva, o la memoria fotográfica, se puede fortalecer una de las características que pueden marcar la diferencia entre un líder impostado o un líder creativo.
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