En infinidad de ocasiones los nuevos conceptos se nos venden como aparentes habilidades descubiertas recientemente en el ser humano, como quien encuentra un resquicio de ADN sin reconocer, o una nueva fórmula magistral para sobrellevar una enfermedad o hacernos más potenciales ante determinadas adversidades.
Este es el caso de un adjetivo y capacidad que hemos tomado de la ingenería, la Resilencia, como la capacidad de volver a su estado y forma original. Evidentemente en el ser humano no tratamos esta característica como una cuestión física, sino como la capacidad psicológica, emocional e intelectual de comenzar de nuevo.
Algunos autores lo han reflejado como casi un símil de la estoicidad, pues implica la capacidad de levantarse después de cada caída, haciendo referencia a grandes hombres de la historia, sobre todo en áreas sociales, como Gandhi.
[ssidealist]<ul> <li>Desde nuestro punto de vista la Resilencia es incluso algo más allá que la simple fuerza de voluntad de continuar. Es la capacidad que muchos humanos tienen de forma natural, y otros son capaces de potenciar y activar con un entrenamiento a conciencia, para reiniciar tras cada fracaso, pero no desde cero. Volver al inicio con la reflexión y el conocimiento de la experiencia, el análisis y el estudio necesario para salvar la situación si se repitiera el mismo tropiezo. Pero lo más importante, y eso puede ser una diferencia de lo estoico, con la sensación de placer y disfrute por tener esa oportunidad de volver al inicio y, con la ilusión, no renovada, sino exponencialmente proyectada, hacia el objetivo o meta.</li> </ul>[/ssidealist]
No es nada nuevo por tanto, pues todos conocemos persona que parecen tener en las venas jugo de resilencia inyectado. Pero sin duda es una habilidad que merece la pena potenciar y poner en acción ante los momentos que vivimos, donde las posibilidades de tener que volver a empezar son inmensas.
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