Una vida sin miedos

La valentía o el éxito no están reñidos con la existencia o no de miedos. Como tal, el miedo, es una herramienta evolutiva, un temor consciente o inconsciente hacia una situación racional o irracional por aprendizaje, experiencia o comparación.

Si bien estos temores nos salvan de asumir riesgos innecesarios o peligrosos para nuestra integridad física, moral o psicológica, muchas veces también se transforman o se vuelven complejos, haciendo difícil reconocer el germen o idea básica de los mismos, y oponiendo resistencia a los cambios en nuestra vida, las nuevas experiencias, o el aprendizaje.

Esos temores irracionales no suelen ser resultado de la experiencia y, sin embargo, se implementan en nuestros mecanismos casi como parte de nuestra definición personal. En el ámbito de las materias de acompañamiento se definen como “creencias limitantes”.

Estas “creencias limitantes” son pensamientos negativos confundidos con temores racionales y que van creando una zona de confort, evitando que creemos pasos en falso, pero que realmente cercena nuestra libertad y nuestro capacidad de crecer y experimentar. Pensamientos como “soy incapaz de…”, “no sirvo para…”, “me supera…”, “yo nunca podré…”, son posibles formas de expresar estas creencias y suelen recibir el primer golpe hacia el derrumbe con la pregunta “pero ¿alguna vez lo intentaste?”.

Somos infinitamente más capaces de lo que muchas veces creemos o nos han hecho creer. Esta segunda parte también es muy importante. Las creencias limitantes suelen ser resultado de una injerencia externa en momentos de maduración o de debilidad de autoestima.

Les pondré un ejemplo muy personal. Desde pequeño fui un niño gordito o rellenito. Siempre fui buen estudiante y me aprobaban Educación Física para no estropearme la media. Nadie me retó a ser bueno en el deporte, a tomarme en serio este área ni a disfrutar del éxito de avanzar hasta que cumplí los 13 años. A esta edad mis padres me animaron a apuntarme a algún deporte después del colegio: Me invitaron a elegir alguno que me gustara o que disfrutara. Comencé con la natación y pronto descubrí que se me daba bien, que siempre había nadado en la playa y tenía mucho aguante, pero nunca lo había intentado como competición. De ese inicio surgieron otros, ir al gimnasio, salir a correr, montar a caballo, el bádminton, la bicicleta de montaña…

En pocos meses descubrí que me había negado el placer del éxito en el deporte, no sería por el momento un deportista de élite, pero era muy capaz de ser más o menos bueno. Pasé al bachillerato y comencé a tener notables y sobresalientes por mí mismo en Educación Física, a dedicar al deporte tras el colegio el mismo tiempo que a otras actividades, a disfrutarlo, y lo que era más importante, a disfrutar de la oportunidad de no limitarme y de probar en propia experiencia y coraje, valía y capacidad.

Esto me enseñó que los miedos son casi siempre una oportunidad tremenda de crecimiento y experiencia. Que vencerlos es un éxito rotundo de nuestra fuerza de voluntad sobre nuestro confort innecesario.

Desde el Coaching como también desde otras materias de acompañamiento o terapias (PNL, Hipnosis Eriksoniana, Coaching Winwave, etc.) se trabajan estas creencias limitantes, ya estén fundamentadas en alguna vivencia o temor primigenio o respondan sencillamente a construcciones irracionales propias o implementadas de agentes externos. El resultado es sorprendente y muy potenciador.

Para que disfrutes de los primeros movimientos en la ruptura de tus miedos y “creencias limitantes” te vamos a aconsejar unos sencillos pasos.

Define tu temor: Es esencial descubrir nuestro temor real. Muchas veces este se enmascara en otros temores o ha evolucionado ocultándose en miedos más superficiales. Cuestiónate y enuncia brevemente tu creencia limitante real.

Ponlo en duda: Pregúntate “¿Cuántas veces lo he intentado?”. “¿He hecho algo que pueda darme una pista sobre cómo conseguir superarlo?”. “¿Alguna vez he conseguido algo que creía imposible?” Nos sorprenderá que, normalmente, nuestros miedos o “creencias limitantes” responden a experiencias no vividas, por lo que tememos a cosas que no sabemos si ocurrirán, y a incapacidades que no hemos contrastado.

Rétate y comprométete: Es el momento de creerte capaz. ¿Qué pasaría si lo consigo? ¿Y si no lo consigo? ¿Cómo podría transformar ese gran reto en pequeñas acciones o semi-retos para avanzar tranquilamente en mi logro? Todo objetivo puede convertirse en pequeñas acciones que podríamos equiparar a escalones de una escalera que concluye, finaliza, en nuestro éxito. Visualizar ese final, disfrutar de la sensación de logro, nos puede dar el empuje necesario para comenzar a andar.

Compárate: Busca ejemplos cercanos y reconocibles de gente que si haya hecho eso que tanto temes. Mídete preguntándote: “Si él/ella lo ha logrado ¿qué me impide a mí conseguirlo?”. En algunos casos la respuesta será “nada” y en otros nos dará pistas de lo que precisamos para llegar a nuestro éxito.

Prémiate: Varias son las veces que hemos hablado del valor psicológico del premio. En eso poco distamos de los animales, y nuestro instinto está configurado para reconocer como gran motor del esfuerzo y la capacidad en el premio recibido. Suerte que nosotros, los humanos, tenemos una variada gama de premios para disfrutar. No debemos olvidar nunca visualizar el premio comprometido si logramos nuestro objetivo, y también recomendamos, si hemos desgranado nuestra meta en “pequeños pasos”, comprometernos a “pequeños caprichos” ante su consecución.

Desde Arch. Coaching estamos comprometidos contigo. Creemos en ti, estamos seguros de poderte acompañar en este camino y, junto a ti, disfrutar de tu vida sin miedos ni “creencias limitantes”. Por eso te invitamos a nuestro próximo Webinar – Arch. Coaching “Una vida sin miedos”. Si estás interesado, llámanos al 606 84 89 41 o mándanos un correo electrónico a formacion@archcoaching.net y te contamos más.

1 Comment

  • Alejandra Posted 28 octubre, 2015 15:27

    Excelente punto base de comprension para las autolimitantes que algunas veces automaticamente nos ponemos antes de algun cambio u antes de solamente pensar en hacerlo.

    Saludos cordiales.

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